Las etapas iniciales de la hipertensión arterial pulmonar pueden ser asintomáticas, y cuando están presentes los síntomas es difícil diferenciarlos de otras enfermedades respiratorias o cardiacas.1
El intervalo de tiempo entre los primeros síntomas hasta el diagnóstico puede durar entre 1 y 3 años. Por este motivo es tan importante un diagnóstico precoz de la enfermedad, ya que eso conlleva también una mayor supervivencia a largo plazo.1
Se debe prestar especial atención al perfil de mujer joven con sintomatología como disnea, dolor torácico, síncopes o palpitaciones y así, incluir entre los diagnósticos diferenciales la hipertensión arterial pulmonar como descarte de otras enfermedades que podrían ocasionar sintomatología parecida.1
Tanto a la hora del diagnóstico como durante el seguimiento de la persona con hipertensión arterial pulmonar, es necesario realizar diferentes pruebas complementarias que ayuden al especialista a tomar las decisiones correctas, siempre con el objetivo de mejorar la calidad de vida y la supervivencia. Todas las personas con sospechas de hipertensión arterial pulmonar deben hacerse un cateterismo cardiaco para confirmar la enfermedad y evaluar su gravedad.
Estas son las pruebas diagnósticas específicas en la hipertensión arterial pulmonar:2
Es lo primero que se realiza cuando se valora el estado de una persona.
Mediante la realización de un electrocardiograma es posible observar trazos electrocardiográficos. Estos pueden indicar o respaldar la evidencia de que la persona padece hipertensión arterial pulmonar.
Como la prueba NT-proBNP, el estudio genético, la serología…
Es la prueba que más comúnmente hace sospechar que exista hipertensión arterial pulmonar.1 Se emplea para conocer los efectos que ha causado la hipertensión arterial pulmonar en el corazón, pero esta prueba no es suficiente para establecer el diagnóstico, que debe ser confirmado mediante un cateterismo cardiaco derecho.2
Prueba para observar posibles alteraciones en la forma y el tamaño de órganos como pulmones, corazón y cavidad torácica. Esta prueba sirve para excluir enfermedades pulmonares asociadas u otros tipos de hipertensiones pulmonares.2
Sirve para crear imágenes del corazón a través de un potente campo magnético.2
Aporta información sobre las alteraciones vasculares y cardiacas, entre otras.2
Sirve para descartar tromboembolismo pulmonar (grupo IV). Con ella se observa cómo llega el aire a los pulmones.2
Sirve para descartar tromboembolismo pulmonar (grupo IV). Con ella se observa cómo se distribuye la sangre por los vasos sanguíneos pulmonares.2
Estas pruebas evalúan la función pulmonar. La espirometría sirve para medir la cantidad y frecuencia de aire inspirado y espirado durante un tiempo concreto. La pletismografía, por su parte, se utiliza para verificar si hay coágulos sanguíneos en brazos y piernas o para medir cuánto aire se puede contener en los pulmones.2
Estas pruebas se utilizan para medir la capacidad de ejercicio en la hipertensión arterial pulmonar.2
Esta prueba sirve para obtener resultados de calidad y reducir el riesgo de las personas. Por lo general, se lleva a cabo en quirófano.
Una vez realizadas las diferentes pruebas diagnósticas en personas con alta sospecha de hipertensión arterial pulmonar, debe realizarse el cateterismo cardiaco derecho para confirmar el diagnóstico de la enfermedad, decidir el tratamiento y conocer el pronóstico (es decir, evaluar su gravedad).2
Durante el cateterismo, también puede ser necesario realizar una angiografía pulmonar. Se trata de una prueba que sirve para ver cómo fluye la sangre a través de los pulmones. Consiste en un examen imagenológico que utiliza rayos X y un contraste especial para ver el interior de las arterias.2
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