La colitis ulcerosa pertenece al grupo de las denominadas enfermedades inflamatorias intestinales (EII). Además de la colitis ulcerosa, se incluye en él la enfermedad de Crohn.
A su vez, la colitis ulcerosa pertenece al grupo de enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMIDs), que engloba una serie de patologías que, aunque no están relacionadas aparentemente, tienen en común la inflamación. Es frecuente que una persona padezca más de una IMID a la vez.
Las IMIDs hacen referencia a las enfermedades inflamatorias crónicas causadas por alteraciones del sistema inmune. En España, más de 2,5 millones de personas en edad adulta tienen alguna IMID, un grupo de enfermedades que afectan también a más de 50.000 niños y adolescentes y a sus familias, que suelen requerir de un gran apoyo para sobrellevar las consecuencias de estas patologías.
Las personas con colitis ulcerosa pueden tener inflamación de otros lugares distintos al intestino, como las articulaciones, la piel o los ojos, lo que conocemos como manifestaciones extraintestinales. Estas se deben a una respuesta inmune exagerada similar a la que produce la enfermedad o promovida por la propia inflamación intestinal.
Los avances en diagnóstico y tratamiento han permitido alargar y mejorar la calidad de vida de las personas con colitis ulcerosa 7, una enfermedad que puede afectar a ambos sexos, aunque la incidencia puede ser ligeramente superior en hombres.5
En el caso de las mujeres, el diagnóstico puede generar preocupación con respecto al tema de la fertilidad, ya que determinadas circunstancias asociadas a la enfermedad pueden influir sobre ella. Sin embargo, esta no se ve disminuida salvo con alguna excepción, como podría ocurrir en cirugías pélvicas que pueden producir adherencias a nivel de las trompas de Falopio.8
De hecho, investigaciones recientes revelan que la fertilidad de las mujeres con colitis ulcerosa es similar a la de la población general.9
Los tipos de colitis ulcerosa se determinan en función de la extensión de la gravedad de la enfermedad, de acuerdo con la clasificación de Montreal.10
Tanto la colitis ulcerosa como la enfermedad de Crohn pertenecen al grupo de las EII.
Son consecuencia de una respuesta inadecuada del sistema inmunitario a nivel de la microbiota intestinal. La causa concreta de esa respuesta inadecuada es desconocida, pero las investigaciones actuales apuntan a que estas enfermedades pueden surgir como resultado de una serie de factores como la predisposición genética de cada persona, factores ambientales o la posible participación de agentes infecciosos.11 Todo ello haría que el sistema inmunitario se activase de manera inapropiada y desencadenase un proceso inflamatorio.
Cursan con etapas de brote (fases activas de la enfermedad) y momentos de remisión (fases de curación de la mucosa) de duración variable.
Ambas se manifiestan comúnmente con síntomas como diarrea, fatiga, dolor abdominal, desnutrición o falta de apetito (síntoma relativo, ya que puede que el paciente no sienta ganas de comer o que evite hacerlo a causa del dolor) o sangrado rectal que puede aparecer en el papel higiénico, en el retrete o mezclado con las heces.12
En todo caso, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn son, a pesar de sus similitudes, enfermedades distintas.