El cáncer de próstata requiere un abordaje multidisciplinar, lo que significa que su tratamiento debe correr a cargo de diferentes especialistas.
Cabe destacar la principal figura de tres especialidades médicas: la urología, la oncología radioterápica y la oncología médica.
Especialidad médico-quirúrgica que se ocupa de la prevención, el estudio, el diagnóstico y el tratamiento de las afecciones médicas y quirúrgicas del aparato urinario en hombres y mujeres, así como del aparato genital masculino sin límite de edad, cuando existen problemas o afecciones de carácter congénito, traumático, séptico, metabólico, obstructivo y/u oncológico.
Disciplina a la que se dedican los médicos especializados en el tratamiento del cáncer de próstata u otros tipos de tumores con radioterapia.
Especialidad médica que cuenta con profesionales dedicados al abordaje del cáncer con quimioterapia y/u otros fármacos.
La elección del tratamiento del cáncer de próstata dependerá de varios factores, como la localización y el tamaño del tumor, los posibles efectos secundarios de cada opción terapéutica, la edad y estado general de la persona, sus enfermedades previas o sus preferencias.
Es esencial que los pacientes tengan toda la información sobre los riesgos y beneficios de cada opción terapéutica, y que la decisión final sobre el tratamiento a seguir sea tomada en el seno de un equipo multidisciplinar.
En algunos casos de cáncer de próstata, se puede optar por emplear la vigilancia activa, que consiste en realizar una observación minuciosa del tumor sin aplicar ningún tipo de tratamiento, a no ser que la enfermedad muestre signos de crecimiento, cambie su nivel de riesgo o aparezcan síntomas.
El objetivo de la vigilancia activa es evitar el tratamiento inmediato, que puede resultar innecesario, para lograr el momento adecuado para el tratamiento curativo en los pacientes que finalmente lo requieren.
La vigilancia activa requiere visitas regulares al médico, durante las cuales este puede solicitar al paciente la realización de pruebas que permitan vigilar de cerca la posible evolución del tumor. Entre estas pruebas, se encuentran:
La vigilancia activa suele ser la opción escogida para las personas con cáncer de próstata de bajo y muy bajo riesgo porque se ha demostrado que sus resultados son similares a los que se obtienen si se comienza con el tratamiento radical desde el principio y, sin embargo, la calidad de vida del varón se ve beneficiada.
También es una opción que se puede valorar en pacientes de riesgo intermedio-favorable.
La espera vigilante (también conocida por su nombre en inglés, watchful waiting) es un tratamiento conservador para los pacientes que se consideran inadecuados para el tratamiento curativo desde el principio.
Durante este proceso, los pacientes son “observados” por los médicos para evaluar cómo se desarrolla el cáncer de próstata y qué quejas relacionadas con él tienen. El tratamiento en estos casos será paliativo, de acuerdo con los síntomas de la enfermedad y con el fin de mantener su calidad de vida.
La radioterapia emplea una dosis terapéutica de radiación sobre las áreas tumorales, minimizando la exposición de los tejidos sanos cercanos. La radioterapia puede ser:
Para tratar el tumor, la radiación se aplica “desde fuera” (es decir, atraviesa piel y órganos internos), con una máquina que se denomina “acelerador”. No requiere hospitalización.
Se colocan agujas en el interior de la próstata a través del periné (la parte de la pelvis que contiene los órganos genitales externos y el ano). Estas agujas liberan altas dosis radiación en pocas horas para tratar el tumor. Requiere un ingreso hospitalario corto (habitualmente, menos de 48 horas).
Algunos efectos secundarios que pueden aparecer son:
A largo plazo, pueden aparecer impotencia sexual e inflamación crónica del recto (proctitis).
La cirugía consiste en extirpar la próstata y las vesículas seminales por medio de una operación que se llama “prostatectomía radical” y que tiene como objetivo intentar curar la enfermedad.
La prostatectomía radical es similar en todos los casos, si bien existen diferentes formas de realizarla:4
Permite al cirujano acceder bien a la próstata, ya que se realiza una incisión desde el ombligo hasta el hueso púbico. Suele requerir que el paciente permanezca en el hospital varios días tras la cirugía.
El cirujano hace varias incisiones de pequeño tamaño y utiliza instrumentos quirúrgicos largos para extraer la próstata. Puede manejarlos él mismo o bien emplear un panel de control para mover con gran precisión unos brazos robóticos que sostendrían estos instrumentos (prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot).
Las complicaciones más frecuentes de la prostatectomía radical son la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil, que suelen aparecer inmediatamente después de la cirugía, con posibilidad de mejorar después de un tiempo.
Después del tratamiento, es posible que el paciente experimente una recaída (recidiva del cáncer de próstata). Por ello, es necesario que todos los varones que hayan tenido la enfermedad continúen en seguimiento para poder detectar una recaída (recidiva) lo antes posible.
La recidiva del cáncer de próstata suele ocurrir durante los 5 primeros años y se detecta por una elevación de PSA sin síntomas y sin que se detecte ninguna lesión en el TAC o en la gammagrafía ósea. Esto se conoce como recidiva bioquímica.
El tratamiento hormonal, también llamado hormonoterapia o terapia de deprivación androgénica (TDA), tiene como objetivo reducir la producción de andrógenos (hormonas sexuales masculinas, entre las que destaca la testosterona), ya que la mayoría de las células tumorales de la próstata son sensibles a esta hormona y dependen de ella para crecer.
La hormonoterapia combinada con la radioterapia tiene mejores resultados a largo plazo en personas con cáncer de próstata localizado de riesgo intermedio-desfavorable y alto.
Por su parte, la terapia hormonal exclusiva puede utilizarse en hombres de edad avanzada o con enfermedades previas, para los que el tratamiento con cirugía o radioterapia no es adecuado.
Los varones con cáncer de próstata avanzado pueden ser candidatos para recibir TDA en combinación con agentes hormonales de nueva generación y/o quimioterapia. En estos casos, es importante determinar si el cáncer de próstata es hormonosensible o resistente a la castración para decidir el tratamiento que añadir al bloqueo hormonal.
Existen varios tratamientos disponibles en combinación con la TDA, como:
El cáncer de próstata resistente a la castración puede ser no metastásico (CPRCnm) o metastásico (CPRCm).
En cuanto a los efectos secundarios, la terapia hormonal puede producir disminución del deseo e impotencia sexual, sofocos, cansancio, debilidad muscular, osteoporosis, crecimiento del tejido mamario o aumento del riesgo cardiovascular.
En hombres con cáncer de próstata metastásico en tratamiento con hormonoterapia, o en los casos en los que la terapia hormonal ya no sea efectiva, se puede recurrir a la quimioterapia, que consiste en la administración por vía intravenosa de sustancias químicas para combatir el cáncer de próstata. 5
Los efectos secundarios de la quimioterapia pueden ir desde náuseas y vómitos hasta cansancio, pérdida de apetito y mayor riesgo de infecciones, dado que la quimioterapia también puede atacar a las células del sistema inmune.5
Existen signos y síntomas del cáncer de próstata que pueden hacerte sospechar.
Te explicamos en qué consiste el diagnóstico del cáncer de próstata.
Hay algunas medidas de prevención del cáncer de próstata a tener en cuenta para reducir el riesgo de padecerlo.
Descubre cómo puede ayudar la farmacia de hospital en Oncología a las personas con cáncer de próstata.