Nuestra médula ósea, en condiciones normales, produce células madre sanguíneas, que son células indiferenciadas que después se transforman en células madre mieloides o células madre linfoides:
Los linfocitos, que también son glóbulos blancos, ayudan a proteger a nuestro cuerpo contra las infecciones y las enfermedades.
En la leucemia linfocítica crónica, un tipo de cáncer de la sangre, la médula ósea produce demasiados linfocitos B disfuncionales/tumorales.
En condiciones normales, estos linfocitos tendrían que proteger al cuerpo frente a las infecciones, pero en esta enfermedad se caracterizan por ser defectuosos, por lo que no son capaces de llevar a cabo su función de defensa.
Además, los linfocitos defectuosos sobreviven más tiempo del que deberían, acumulándose así en la médula ósea, en los tejidos linfáticos y en otros órganos como el hígado.
Cuanto más aumenta el número de linfocitos B defectuosos, menos espacio queda para las otras células de la sangre como los glóbulos rojos, las plaquetas o los demás glóbulos blancos sanos.
La sobreproducción de linfocitos B defectuosos y el consiguiente desplazamiento de las demás células sanas puede derivar en problemas como anemia, sangrado y un mayor riesgo de contraer infecciones.
La leucemia linfocítica crónica es una enfermedad que, por lo general, tiene una progresión lenta. El término “linfocítica” hace referencia a los linfocitos. Por su parte, “crónica” se refiere a que la enfermedad tiene un comportamiento menos agresivo inicialmente que otros tipos de leucemias (agudas). De hecho, muchos pacientes pasan años sin experimentar o sin desarrollar sintomatología. Incluso hay pacientes que no necesitarán tratamiento nunca.
La leucemia linfocítica crónica tiene variantes que pueden presentar una evolución atípica de la enfermedad y requerir de una vigilancia más exhaustiva por desarrollar síntomas diferentes.
Es el caso del linfoma linfocítico bien diferenciado, que se caracteriza porque la inflamación de los ganglios linfáticos no está acompañada de un aumento de linfocitos en sangre. Esta variante también se conoce como linfoma linfocítico pequeño.
Es el tipo de leucemia más frecuente en los adultos de los países occidentales y representa el 30% de los casos de leucemias que se diagnostican cada año.
El riesgo que tiene una persona de padecer la enfermedad a lo largo de su vida es de 1 entre 200 (menos del 1%), siendo ligeramente más frecuente en hombres que en mujeres.
Existen determinadas circunstancias que pueden favorecer la aparición de la leucemia linfocítica crónica:
Las personas con parientes de primer grado (padres, hijos, hermanos) que padezcan o hayan padecido leucemia linfocítica crónica tienen más del doble de posibilidades de desarrollar la enfermedad que aquellas sin antecedentes familiares. 5
La incidencia de la enfermedad aumenta con la edad, siendo más frecuente en personas mayores (la edad media de diagnóstico se sitúa entre los 70-72 años). 6
La leucemia linfocítica crónica es una enfermedad ligeramente más frecuente en hombres que en mujeres. 5
Esta enfermedad es más común en países occidentales (América del Norte y Europa). 5
Se cree que la exposición a ciertos químicos como pesticidas o herbicidas puede favorecer la aparición de la enfermedad. 5