La depresión hoy < ¿Qué otros trastornos o enfermedades puedo padecer si tengo depresión?
Diversos estudios internacionales señalan que pocos pacientes son diagnosticados con un trastorno depresivo “puro”: la mayoría cuentan con una alta prevalencia de diferentes comorbilidades físicas y mentales.1
Según distintos estudios sobre la comorbilidad de ansiedad y depresión, la primera suele preceder a la segunda en la mayoría de los casos.2
Tanto la depresión como el trastorno de ansiedad son más frecuentes en mujeres y ante la presencia de problemas familiares, laborales, bajo nivel socioeconómico, menor nivel educativo o debido a diferentes antecedentes psiquiátricos familiares.3
Desde el punto de vista psiquiátrico, la comorbilidad depresiva también es frecuente en patologías de psicosis o alteraciones de personalidad. Se estima que, en el caso del trastorno afectivo bipolar, un 60% de los pacientes puede presentar un episodio depresivo.3
Cabe destacar que, cuando hay un trastorno depresivo mayor, las probabilidades de que el afectado pueda sufrir otro trastorno mental son mucho mayores que en los pacientes no deprimidos. Además, en pacientes con comorbilidad psiquiátrica, la depresión es más grave y las ideas de suicidio son más frecuentes. 4
La depresión se ha relacionado en numerosas ocasiones con otras enfermedades, especialmente aquellas de carácter crónico como la diabetes, la hipertensión arterial o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
De hecho, existe un tipo de trastorno depresivo que se considera debido a otra afección médica, y que se manifiesta con un estado de ánimo deprimido durante un período de tiempo importante y persistente. Entre las afecciones con las que se relaciona estrechamente la depresión, pueden encontrarse también la esclerosis múltiple o patologías neuroendocrinas como la enfermedad de Cushing o el hipotiroidismo.5
En cuanto a depresión y somatización, muchos pacientes acuden al médico con quejas de malestar físico, como dolor de espalda, cefaleas o molestias gastrointestinales, entre otras manifestaciones físicas que asocian a la depresión. A esta somatización de los síntomas se la suele denominar depresión enmascarada: el cuerpo, de alguna manera, refleja el estado mental del paciente.6