Artritis psoriásica hoy < ¿Es normal sentirse así? El impacto psicológico
Vivir con artritis psoriásica, además del dolor que implica padecer la enfermedad, puede tener un importante impacto en la salud mental del individuo. No es raro que este se sienta desanimado o frustrado con sus síntomas o ante la dificultad de realizar las tareas cotidianas más sencillas.
Además, cuando la persona tiene afectación de psoriasis con manifestaciones visibles en la piel, es frecuente que sienta vergüenza o baja autoestima.
En España, se estima que un 9% de las personas con artritis psoriásica sufre episodios de ansiedad, y más de un 11% han sido diagnosticadas con depresión.
Los efectos emocionales de la artritis psoriásica pueden causar que el individuo padezca depresión. Esta enfermedad mental puede hacer que se aísle, que se aleje de sus allegados o que sufra ataques de ansiedad.
Además, este tipo de trastornos psicológicos suelen propiciar que la persona aumente el consumo de alcohol o fume en exceso, prácticas muy nocivas que interferirán con el curso de la artritis psoriásica.
Cualquier persona que padezca la enfermedad ha de tener en cuenta que el estrés emocional puede ser detonante de más brotes psoriásicos y, por consiguiente, del empeoramiento de la artritis.
Junto al tratamiento médico que el profesional sanitario le recomiende, es crucial que el paciente intente reducir su estrés (practicando yoga, mindfulness, meditación…) o, en caso de que lo necesite, reciba tratamiento psicológico o psiquiátrico para lograr un bienestar mental que colabore con su mejoría física.
Cada persona es un mundo y, por ello, no todas sentirán las mismas repercusiones emocionales. No obstante, conviene que ninguna persona con artritis psoriásica se aleje de su entorno, de sus amigos y familiares.
Los allegados son, sin duda, un gran apoyo emocional que puede ser altamente beneficioso para la salud mental del individuo. Es importante que su círculo íntimo comprenda su condición y sus limitaciones.
Además, hablar de cualquier problema ocasionado por la patología puede ser un buen ansiolítico, un incentivo para sobreponerse a la soledad o a la baja autoestima.
Precisamente por ello, quizá una buena idea sea apuntarse a una asociación de pacientes con psoriasis y artritis psoriásica: compartir problemas, dificultades y pensamientos con personas que estén viviendo una situación similar puede suponer un grandísimo apoyo psicológico.
Por otro lado, la actividad física adaptada a cada paciente es una excelente opción para descargar tensión y aliviar la ansiedad, así como el mantenimiento de las rutinas. Continuar con las actividades cotidianas ayuda a distraerse, y contribuye a que el malestar mental no sea tan persistente. 5