El diagnóstico del VIH es crucial para tratar la infección lo antes posible y evitar que el sistema inmunitario se deteriore, así como para determinar el pronóstico de la enfermedad y la eficacia del tratamiento. Por eso, en caso de sospecha (aunque sea mínima) de la infección, es fundamental realizarse las pruebas. Las más utilizadas detectan los anticuerpos que nuestro sistema inmunitario produce en respuesta a la infección por VIH.
Existen múltiples métodos para detectar la presencia del virus del VIH:
Los tests rápidos permiten obtener un resultado en minutos mediante muestras de sangre o saliva.
Son gratuitos en consultas de atención primaria, en algunas ONG, en clínicas de Infecciones de Transmisión Sexual…
En farmacias, además, se pueden encontrar autotests, que se pueden realizar en casa de forma muy sencilla mediante una gota de sangre o fluido oral.
Si la persona da positivo (reactivo) con estas pruebas rápidas, es recomendable que lo confirme con una segunda prueba en su centro de salud o en el entorno hospitalario.
En hospitales y centros de salud, puede realizarse una prueba diagnóstica más exhaustiva, más sensible y específica.
Normalmente, las personas que dan positivo (reactivo) en una primera prueba deben realizarse una segunda para el diagnóstico con el fin de descartar falsos positivos, algo que, aunque es improbable, puede suceder. 5
Los primeros tres meses tras la transmisión del VIH se conocen como periodo ventana, ya que este suele ser el tiempo necesario para la formación de anticuerpos contra el virus en caso de existir transmisión. 5
Durante este tiempo, es posible que las pruebas diagnósticas basadas en la detección de anticuerpos ofrezcan un falso negativo, aunque esto es cada vez menos frecuente. Por esta razón, es altamente recomendable acudir al médico ante cualquier sospecha de exposición al virus, ya que el VIH puede detectarse por otros métodos diagnósticos, como la PCR que detecta el genoma del VIH en un simple análisis de sangre y cuya incorporación ha supuesto un avance inestimable en lo que respecta a métodos de laboratorio. 6
Además, en las 48-72 horas siguientes al contacto con el virus (siendo las primeras 6 horas el momento más eficaz), puede realizarse una profilaxis post-exposición (PPE), un método preventivo secundario cuando la prevención primaria ha fallado. Consiste en la toma de fármacos antirretrovirales durante 4 semanas tras una posible exposición al VIH con el objetivo de evitar la infección. 7
Si puede responder “sí” a las siguientes preguntas, conviene que se haga la prueba de detección del VIH:
Debería realizarse la prueba una vez al año si responde frecuentemente “sí” a estas preguntas. 8